jueves, 10 de junio de 2010

Lino Cierra Ventana Aorto-Pulmonar a Tania

Lino Cierra Ventana Aorto-Pulmonar a Tania
Por José R. López
Escrito original 2004.06.23.Miércoles, caso 6 de “Casos Notables de Lino”
Lo separo, reviso y mejoro 2010.03.06.Sábado.
Vuelvo a revisarlo y mejorarlo 2010.05.31.Lunes

Tania Madai Marín Hernández fue curada por el doctor Lino Tomasen como en Agosto de 1992 cuando le cerró una ventana aorto-pulmonar, que le había impedido hacer una vida normal hasta entonces, cuando acababa de cumplir 19 años. Esta malformación congénita implica que la sangre arterial y la venosa se mezclen a la salida del corazón, por lo cual la oxigenación de todo el organismo resulta deficiente.
Cuando llegó a la consulta de Lino, en el Hospital “Salvador Allende”, más conocido por su nombre antiguo “La Covadonga”, Tania tenía la estatura de una niña de unos 12 años, era sordo muda, su frecuencia cardiaca sentada era alrededor de 115 latidos por minuto, sus labios estaban cianóticos, era incapaz de hacer actividades físicas normales como jugar y subir un piso de escaleras, nunca había podido ir a la escuela y había sufrido otras varias enfermedades por las cuales estuvo ingresada muchas veces en diversos hospitales.
Lino le dio en total 17 sesiones, que probablemente comenzaron en Junio de ese mismo año. Yo estuve presente en varias de ellas, incluyendo la primera y la última. Conversé varias veces con la madre de Tania, quien me dio una amplia información, escribió un testimonio manuscrito y cuando Tania estuvo curada me regaló su historia clínica, documentos que aún conservo y consulté junto con mi agenda para verificar este relato que escribí de memoria en el 2004.
Tania nació 8 el de julio de 1973. A los 6 meses de edad el cardiólogo del “Hospital Infantil Pedro Borrás” le diagnosticó una comunicación aorto-pulmonar de dos centímetros de diámetro. El diagnóstico se ratificó varias veces. Yo localicé al cardiólogo del Hospital Infantil cuando Lino estaba tratando a Tania. El cardiólogo recordaba el caso con claridad. Le pregunté por la historia clínica y me dijo que: “Cuando vaciaron el Hospital Infantil para repararlo las quemaron todas!!!”. Tania estuvo esperando en el “Hospital Hermanos Ameijeiras” para hacerle un transplante de corazón y pulmón, que fue imposible hacerle por hepatitis.
Lino le dio las sesiones a razón de dos por semana. En pleno período especial, nombre suave para la peor crisis económica que ha sufrido Cuba desde su independencia, la madre de Tania lograba que una ambulancia las trajera desde Los Palacios, a ellas junto con otros pacientes.
Lino la declaró curada al cabo de las 17 sesiones. Yo la sometí a dos pruebas y la observé cuidadosamente. Su pulso sentada bajó de 115 a alrededor de 75. Comenzaba a oír y a emitir palabras simples. Trotó conmigo unos 200 metros alrededor del patio de la consulta de Lino, sin señales de más cansancio que el normal. Quise que la estudiaran en el Instituto de Cardiología, pero plantearon hacerle un cateterismo y no acepté por el riesgo de 2% de muerte. Al fin, le hicieron un Ultrasonido Doppler en el “Hospital Infantil William Soler” y el cirujano que dirigió el estudio certificó que: “No se observa comunicación aorto ventricular”. A fines de 1992 vinieron madre e hija a La Habana para invitarnos a Lino y a mí a la boda de Tania. A partir del inicio del tratamiento de Lino, en pocos meses, Tania creció y se desarrolló como mujer y ya hablaba rudimentariamente. En realidad, esa boda no ocurrió, pero sí le dio por montar bicicleta por su pueblo, a veces acompañada por Rodolfo, un amigo de la familia, quien creo que fue el que le sugirió a la madre traérsela a Lino. Hablé con este hombre por teléfono unas tres veces después de la curación y me contaba de los progresos de Tania, quien lo ponía en crisis a él por la velocidad a la que quería ir en la bicicleta.
No he vuelto a saber de Tania Madai ni de María Luisa, su madre, una verdadera heroína, lo cual sugiere que están bien.
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TESTIMONIO DE LA MADRE DE TANIA
Escrito por ella el 1992.09.24 +-3D
Trascripción y corrección sólo ortográfica por José R. López, a partir del original manuscrito que me entregó Rodolfo el día 921002Vi.

Yo Maria Luisa Hernández Ramírez, vecina de la calle 24 entre 21 y 23 edificio #1 apto. 3, Los Palacios y madre de Tania M. Marín Hernández (Tania Madai) hago constar que mi hija nació el 8 de julio de 1973. A partir de hoy su nacimiento fue de 8 meses de embarazo y de 2 1/2 libras de peso, la cual fue nacida en maternidad de Pinar del Río.
A los 4 meses fue trasladada al hospital Pedro Borrás donde el cardiólogo Pancho Serguera la asistió hasta los 12 años, donde sus ingresos fueron muy seguidos y el me dio como diagnóstico tronco común y una hepatitis viral, la cual hacía neumonías seguidas.
Por medio de relaciones mías, cuando abrieron el hospital William Soler fue ingresada allí unos meses, cuando le hicieron una biopsia pulmonar y los doctores Arango y Reyes Vegas dieron un diagnóstico completo y dijeron que no tenía criterio quirúrgico por presentar ventana aorto-pulmonar. Su eco-cardiograma mantuvo todo el tiempo ventana abierta.
Por medio de mis relaciones me la llevaron al hospital Hermanos Ameijeiras al Dr. Noel González y a la Dra. Guzmán dándole ingreso inmediatamente para un transplante corazón-pulmón que se encontraba en esa para allí (o allá) y por persistir su problema hepático no se realizó, lo cual seguí sus consultas hasta trasladarla para el hospital de P. del Río.
Antes de regresar en Pinar me llevaron al hospital La Covadonga en la Habana donde allí consulta el Dr. Lino Tomasén por aplicando la técnica de chicún, o sea con sus dedos haciendo sus magias, donde Tania estaba haciendo como de azúcar baja y su organismo débil lo cual a partir de las consultas de Lino que fueron unas cuantas donde él me dijo que ya estaba curada y yo siguiendo sus pasos hablé al hospital William Soler donde se le hizo a través de Casanoba un eco donde el eco con su diagnóstico no da ventana abierta donde ellos no darle importancia de la seriedad de mi situación. estoy indecisa, lo cual ya mi hija se encuentra en estos momentos con un estado de salud distinto, donde baja y sube las escaleras de 5 pisos, monta Bicicleta entre otros ejercicios mas lo cual no se agita como antes y el Dr. Piña de P. del Río está asombrado de su enfermedad de sus diagnóstico de atrás y actualmente tiene 19 años de vida con un desarrollo distinto antes de las consultas de Lino. Tomando como medicamento Digoxina, furosemida y cloruro de Potasio, una tableta diaria de cada una, Mi hija Tania a partir de haber nacido de 8 meses y de dos libras y media no habló, no caminó hasta 5 o 6 años de vida, teniendo dificultad auditiva y el hablar. Aún no pudo estudiar por su enfermedad y yo como madre no he dejado de tratar de su patología. a mi criterio es que Lino fue el que la ha curado. Maria L. Hdez.

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Palabras Clave: Dr. Lino Tomasen, Tania Madai, José R. López, Medicina Alternativa, Chikung, Ventana Aorto-Pulmonar, Tronco Común, Mal Azul, Curación Pránica.
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Puesto en Blogger 2010.06.10.J, 8:04 amhv

jueves, 1 de abril de 2010

Lino Cura Tumor Cerebral a Hazel

Para: Curados por Lino
Por José R. López
Pensado varias veces desde Diciembre del 2007
Escrito 2010.02.05.V
En los primeros días de Diciembre de 2007 fui a la consulta de Lino para felicitarle, ya bien por el día del médico o por su cumpleaños. Al poco rato de estar allí vi a una mujer joven que al llegarle su turno le dijo bajito algo a Lino y le mostró una fotografía pobremente impresa quizás en un printer de cinta. Oí a Lino que dijo algo así como: “Si ella a está muy mal, en coma, y los médicos dicen que no pueden salvarla, pero yo la curo” e inmediatamente, le dio unos cuantos golpecitos a la foto con uno de sus dedos y echo un poco de humo de tabaco. Luego de lo cual le dijo a la señora: “Cuando usted llegue al hospital ella abrirá los ojos. Sáquela de allí y tráigamela. Yo la curo.” La mujer le pagó, le dio las gracias y se fue en un auto que la esperaba.
Al otro día la mujer regresó, sin su hija, pero con una foto mejor impresa. Le dijo a Lino que, efectivamente, cuando el día antes llegó al hospital al regreso de su consulta, pudo comprobar que su hija había abierto los ojos. No aclaró si entró ella a la sala de cuidados intensivos, a la que normalmente no pueden entrar familiares, o si se lo informó alguno de los médicos o enfermeras de la sala.
Lino volvió a repetir el golpeteo y el humo sobre la foto, que es la operación normal para estos casos de curación a distancia. Pero, esta vez le dijo a la madre que tenía que trae a la niña, que la sacara de la sala de cuidados intensivos, cuyos médicos, después de operarla y ver que el tumor cerebral era imposible de extirpar sin hacer un daño irreparable al cerebro, le habían dicho que no tenía salvación.”
No volví a coincidir con la madre en los siguientes días, pero supe que había llevado la niña en una camilla la primera vez, en silla de ruedas después y, finalmente, el 14 de Diciembre de 2007, vi yo entrar una muchachita de unos 10 años, caminando normalmente, peladita al rape, pero ya con unos pelitos de unos cinco milímetros que destacaban una enorme herida de color blanco sobre un parietal.
Lino le pasó la mano un poco, casi sin tocarla y le dijo a ella y a su madre que ya estaba curada. La niña pidió algo con que escribir y usando un plumón azul escribió en una pared de la consulta colectiva de Lino textualmente lo que sigue: “Hazel Serrano de Nicaragua fui sanada de un tumor cerebral el 14 dic. 2007”.
Y para mayor constancia he aquí su testimonio, que aparece, junto con otros testimonios, de fondo en una foto que nos tomaron a Lino y a mí unos meses después.

Más tarde supe que la niña era hija de un funcionario del gobierno de Nicaragua y que la madre supo de Lino por un amigo cubano que trabajó en ese País, y semanas antes había sido curado por Lino. Este hombre es amigo de un primo mío, quien me pidió que lo llevara a la consulta de Lino, como si eso ayudara en algo. Como el hombre estaba inválido, ya que había sido golpeado por un camión cuando corría un amanecer en Varadero fue necesario bajarlo con silla de ruedas de un piso alto entre cuatro hombres fuertes. Montarlo en una camioneta alquilada al respecto, luego de lo cual me vinieron a buscar a mi casa. En síntesis, en la tercera sesión el hombre se puso en pié y pocos días después fue a las últimas sesiones manejando su auto.
No hemos sabido nada más de la muchachita. Espero que siga bien, aunque mi experiencia es que el cáncer casi nunca se cura, siempre está ahí esperando que se baje la guardia para atacar de nuevo y con más fuerza, hasta matar a la persona. No he conocido de nadie que haya pasado el tercer ataque.

Palabras Clave: Lino Tomasén, Tumor cerebral, Medicina Alternativa, José R. López, Chi-Kung, Curación Pránica
Puesto en Blog: 2010.04.01.Jueves 8:54 amhv

jueves, 18 de marzo de 2010

Lino Cura Anemia a Heidy

Lino Cura Anemia a Heidy
o
La Hemoglobina de Heidy
Un caso de Lino Tomasén
Relatado por José R. López
Pensado hace años. Escrito 2005.05.19.J, de 5:52 a pmhv, en Santa Clara
Cuando Heidy, mi hija menor, estaba en estado del que hoy es mi nieto Marcel, la hemoglobina le fue bajando persistentemente hasta que a los 6 meses de embarazo su valor era 8.4 gramos por decilitro. La doctora que la atendía le informó que sería necesario hacerle una transfusión, a lo cual mi hija contestó que a ella no había quien se lo hiciera, que prefería morirse.
Cabe aclarar tres hechos. El primero: Que desde que salió en estado ella se había estado alimentando bastante bien, según las normas dietéticas para mujeres embarazadas, a pesar de la pésima situación económica que vivíamos en ese momento, mediados de 1992. El segundo hecho: Cuando se detectó que la hemoglobina la tenía algo baja, alrededor del cuarto mes, se le comenzó a dar un suplemento nutricional completo y de alta calidad, el cual normalmente logra elevar la hemoglobina alrededor de 20 % en un mes. Y además, se le aumentó la ingestión de carnes rojas, huevo y otras proteínas animales, muy escasas en ese momento, pero las cuales ella estuvo ingiriendo en cantidades adecuadas desde el inicio mismo de su embarazo. Tercero: Que los análisis de sangre se le estuvieron haciendo cada dos semanas, teniendo que tomar la muestra de los dedos, ya que desde muy niña ella no permitía que se le sacara sangre de las venas. Los resultados de los análisis los fui colocando en un gráfico, evidenciándose un lento pero sostenido descenso y una respuesta nula a los suplementos y la mejor alimentación.
Así, como expresé al principio, a los 6 meses la hemoglobina había bajado a 8.4 g/dl, y la única forma que se veía útil era la transfusión de sangre, no aceptable para ella. Como a las dos de la tarde del día de este último análisis, estábamos mi hija y yo en la sala de mi casa conversando sobre el difícil problema, algo angustiados ambos, cuando tocaron a la puerta. Abrí y resultó ser mi ya gran amigo, el Dr. Lino Tomasén Vera, a quien conocí a mediados del 1989, surgiendo desde entonces una simpatía mutua que ha devenido en franca amistad.
De inmediato, le dije, algo asombrado y sonriente, pues esta era la segunda vez en tres años que Lino me visitaba: Bueno ¿ y qué es lo que te trae por aquí? Su respuesta fue casi exactamente esta: “Es que sentí que me necesitabas y aquí estoy ¿Qué problema tienes?”. Le dije así: “Esta muchacha, que está en estado, tiene la hemoglobina en 8.4. Le he dado cuanta cosa hay para subirla y a pesar de todo le ha estado bajando mes tras mes, la doctora dice que tiene que transfundirla y ella dice que no”. Lino se echó a reír y me dijo: “Eso te lo resuelvo yo ahora mismo”, a lo que contesté medio sonriente y medio escéptico: “Ah, no jodas Lino, tu sabes bien que la hemoglobina viene a subir al cabo de un mes de iniciar el tratamiento, a no ser que se le haga una transfusión. Pero bueno, si tu sabes cómo hacerlo y ella te deja, métele mano”.
Mi hija aceptó de buen grado, y Lino avanzó hasta ella, le dijo que se virara de espaldas y le toco a una gran velocidad varios puntos en la parte alta de la espalda y me parece que le dio unos golpecitos en los hombros, primero por detrás y luego por delante en todo lo cual no demoró ni un minuto.
Entonces Lino me dijo: “Ya tiene la hemoglobina en once y pico o doce”, a lo cual le contesté: “Ahora no puedo, pero mañana por la mañana lo voy a comprobar. Lino, de nuevo, se echó a reír con aire de gran seguridad. Pasamos a conversar brevemente dos o tres asuntos, luego de lo cual Lino me dijo que tenía que marcharse.
Al otro día, antes de las 8 a.m., llegamos mi hija y yo al Instituto de Gastroenterología, sito a dos cuadras de nuestra casa. Allí yo había resuelto hacerle los análisis de sangre por micrométodo, algo poco usual en Cuba, entonces y ahora. La técnica del Laboratorio se asombró cuando me vio de nuevo allí, dado que el día antes le había hecho el hemograma a mi hija. Le expliqué la situación y se interesó en el asunto, pues ella también sabía que, científicamente, no era posible subir la hemoglobina instantáneamente sin transfusión, y mucho menos con unos golpecitos en la espalda y los hombros. En fin, le tomó la muestra y por estar seguros le pedí que hiciera la hemoglobina por duplicado.
Según lo acordado fui a buscar el resultado como a las 2 p.m. La hemoglobina había subido a 11.4 gramos por decilitro, o sea, 3 gramos en 24 horas, lo cual era “imposible, pero cierto”.
Seguí dándole los suplementos, cuidando su dieta y repitiendo los análisis cada dos semanas, comprobando que, luego del salto de 3 puntos o gramos por decilitros, la hemoglobina comenzó a bajar de nuevo a un ritmo un poco más rápido que el anterior, quizás porque el feto ya era mayor y creciendo.
Así las cosas, cuando tenía ocho meses y una semana, la hemoglobina bajó de nuevo a 8.2 g/dl, y se repitió la misma situación en todos sus detalles, casi al límite del absurdo, pues Lino volvió a mi casa ese mismo día del análisis, poco después de recoger el resultado. Era su tercera visita, y ocurrió antes de que yo pudiera ejecutar mi plan que era llevarle al día siguiente a mi hija a su consulta en la Covadonga, el Hospital “Salvador Allende”, donde Lino atendía entonces cada mañana entre 100 y 130 pacientes. Volvió a tocarle los puntos de la espalda y los golpecitos en los hombros, nos dijo que ya todo estaba bien y que el niño nacería sin problemas.
Como entre Lino y yo hay una comunicación muy buena y un gran respeto mutuo, le dije que al otro día volvería a comprobar los resultados, y esta vez usaría dos laboratorios: el ya habitual del Instituto de Gastroenterología y otro más, ya bien el del Instituto de Cardiología o el del Hospital “Hermanos Ameijeiras”. Ya entonces estaba pensando y así se lo dije a Lino, que si efectivamente, la hemoglobina de mi hija volvía a aumentar notablemente el asunto podía convertirse en un artículo para una revista médica.
Al otro día a las 7 a.m. estábamos en el Laboratorio del Instituto de Gastroenterología y ya la técnica estaba avisada de que era posible que volviéramos al cabo de dos días, pues desde que vi el valor 8.2 del día anterior había decidido llevarla de nuevo con Lino, sólo que él se adelantó a mi plan. Como en esa época aún yo tenía automóvil partimos hacia el Ameijeiras, en cuyo laboratorio de Hematología mi otra hija estaba insertada poniendo a prueba unos aparatos que ella había diseñado, y fue ella misma la que resolvió que le hicieran el análisis a su hermana. Poco después de las 8 a.m. le tomaron la muestra y volvimos a la casa para que la gestante desayunara.
A las dos p.m. tuve el primer resultado: 11.2 g/dl. Cuando mi hija mayor regresó del Ameijeiras trajo el otro resultado: 115 g/dl. De nuevo, el método de Lino logró el mismo resultado y nos resolvió por segunda vez un problema en verdad difícil.
Al día siguiente mi hija fue a ver a su Doctora y esta se asombró por segunda vez de que a esta muchacha le subiera la hemoglobina de un día para otro. Como la otra vez, estoy casi seguro, que sospechó de algún tipo de fraude, esta vez colmamos sus dudas con los resultados de dos hospitales debidamente firmados y acuñados. No le quedó más remedio que decirle medio en broma a mi hija: ”De buena te salvaste, pues te íbamos a amarrar y ponerte la sangre, para que tu hijo naciera sin problemas”.
Y así sucedió. El 17 de Septiembre de 1992 poco después del mediodía nació mi nieto Marcel. El parto fue natural y relativamente fácil. Cuando fuimos a verlos a las 7 p.m. la madre y el hijo estaban en perfecto estado.
De entonces acá he repetido esta anécdota muchas veces, varias de ellas a petición de Lino para sus pacientes, la última vez, hace unos días, para ser grabada en video para una televisora extranjera. Quizás por ello es que me decidí por fin a escribirla. Conservo los resultados de los análisis y la curva que tracé entonces. Si los encuentro los adjuntaré a este escrito.
JRLR
Puesto en Internet 2010.03.18.J, 10:30 amhv